Aquí els tenim, a una taula de cuina compartint llum amb ostres ben rugoses, el bronze del perol i els alls juganers. Destaquen per la seva pròpia blancor i pel plat amb fil blau. L'únic bodegó que he trobat amb mitja dotzena d'ous per celebrar el sisè aniversari del blog. Notareu que els girat i groguejat una mica, que ara amb el Google Images es troba tot de seguida.
Ja havia posat alguna obra de Meléndez en entrades anteriors: recordo una especialment brillant, de raïm per un cap d'any. L'artista, jove i bell al seu autoretrat, té uns ulls penetrants i convenientment manipulats per fer també més difícil la recerca.
Han encertat el concurs els amics, que arribaren per aquest ordre, FELICITATS!:
1. Alejandro Ros
2. Timamót
3. Marga Fedz-Villaverde
4. Albert Allau
5. Albert Galderich
A tots ells, moltes gràcies per la feina feta.
La fitxa detallada del web del Museu del Prado, on podem trobar el bodegó:
- Meléndez, Luis Egidio
- Título
- Bodegón con ostras, ajos, huevos, perol y puchero
- Cronología
- 1772
- Técnica
- Óleo
- Soporte
- Lienzo
- Medidas
- 41 cm x 62 cm
Con una originalidad indudable, el presente bodegón muestra en primer término, e incluso derivando al segundo, varias ostras, pormenor relativamente infrecuente en los cuadros que pintó Meléndez; junto a ellas unos dientes de ajo y un plato de loza decorada, probablemente talaverana, completan la línea del plano más próximo al espectador. Detrás, y acusándose con poderoso volumen, un enorme perol de cobre, que intenta protagonizar el lienzo, aparece levemente inclinado merced al pequeño cuenco de loza invertido, que ejerce el papel de cuña; al fondo una jarra que se cubre, según es habitual en los cuadros del artista, con un fragmento de loza decorada que se apoya en el borde y encima de un mango de madera que flota sobre el líquido que el recipiente contiene, sobresaliendo sensiblemente. La mesa de cocina casi desaparece bajo la acumulación de objetos, todos ellos acertadamente diferenciados y valorados por el foco de luz que, siguiendo el procedimiento habitual, penetra desde la izquierda iluminándolos con una precisión que revela magistralmente las calidades de las superficies de cada uno. La obra pertenece a una etapa bastante avanzada en la producción del pintor y registra una simplificación que le diferencia de los cuadros de los años precedentes en un grado próximo a la depuración preconizada por las nuevas modas que se iban adueñando de las artes pictóricas, contrarias a la omnipresente espectacularidad barroca de las décadas anteriores. Meléndez emplea utensilios diversos, que es fácil reconocer en otras obras salidas de sus manos; con todo, ésta se reviste de cierta personalidad propia en la medida en que ofrece motivos dotados de una peculiaridad sumamente especial para el momento en que la pieza se pintó. Se advierte como se da una madurez que denota un estilo muy acabado y muestra a un autor que domina todos los recursos de la técnica no siendo los menores el conocimiento de la gradación de las tonalidades y el dibujo magistralmente adecuado, estando todo puesto al servicio de unas agudas dotes de observación para la captación de los menores detalles, encaminados a revelar la esencia de los objetos.La composición de tan excelente pintura fue repetida por el artista con ligeras variantes en otros cuadros pertenecientes al coleccionismo privado, que se consideran réplicas de éste (Texto extractado de Luna, J. J.: El bodegón español en el Prado. De Van der Hamen a Goya, Museo Nacional del Prado, 2008, p. 120).
Gràcies a tu per muntar aquestes mogudes!
ResponderEliminarm'ho passo la mar de loligo! és un plaer
EliminarQuina il·lusió, l'he encertat!!!
ResponderEliminarI el primer! gràcies per participar
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