Por fin ayer llegaba el gran momento: la resolución del drama wagneriano del Anillo, el Götterdämmerung del Met, en emisión digital y en directo para las salas de cine de todo el mundo. Ibamos a presenciar cómo a los hijos de los Dioses del Walhalla, ausentes durante las cinco horas de la cuarta jornada, se les complicaban los juramentos de amor y fraternidad hasta llegar a un apocalíptico clímax final. Los nobles valientes, Brünnhilde y Siegfried, han de lucir un canto heroico y dramático, y sus intérpretes, Voight y Morris, consiguen un notable resultado.
Son los grandes secundarios, los malvados nibelungos Alberich (Owens) y Hagen (König), Gunther (Paterson) y la walkiria Waltraute (Meier) los que honoraron a Wagner y al público con su intensa y excelente actuación. F. Luisi dirigió una orquesta que tuvo momentos vibrantes, sobre todo en los interludios sinfónicos gracias a las maderas y las cuerdas, con unas cuantas notas falsas de los temidos vientos metal.
Teníamos todos los ingredientes para una gran velada wagneriana. Aquí es cuando entra en acción la espectacular puesta en escena, que gracias a un sistema complejísimo de 24 vigas rotatorias de una tonelada cada una, se crean espacios, proyectan imágenes y se hacen las transiciones. Para las anteriores jornadas, Rheingold, Walküre y Siegfried, el MET y R Lepage se sirvieron de la máquina con relativa fortuna, ya que la dramaturgia hacía tenerla parada en muchos momentos. Y nos quejábamos de la contradicción que había entre las supertecnológicas barras y los elementos de escena, tan anticuados y recargados.
Era mucho esperar que la escena nos sorprendiera esta vez, siendo los mismos profesionales los que se hacían cargo de los sets, luz y vestuarios. Aún así, el palacio de los Gibichungos, desnudo con una potente textura de anillos concéntricos del corte de la madera, la suave orilla del Rhin, la trama en red de las escena de las parcas, funcionan muy bien.
En cambio, hay demasiadas ocasiones en que los cuadros se vuelven ridículos: Sigfried y el no-corcel Grane, en la mecedora barca del Rhin, las nornas hechas un lío entre tanta escota pesada, en albornoz a punto de salir al ring, el lavado de las manos de Gunther en el Rhin, que lo tiñe de sangre como si tiburón hubiera hecho de las suyas en el río, las sirenitas aprendiendo a nadar en el estrecho foso transversal y llevándose al malo con ellas, glup glup..
Lo que no tiene perdón es el vestuario y peluquería. ¿Qué hace la pobre Brünnhilde con ese vestido de costurones rojos y su pelucón rizado rojizo?¿ nos recuerda que viene del fuego? ¿Y las greñas grasientas de Siegfried gótico que toca con muy poca gracia su cuerno clásico? Las pobres sirenas, embutidas en una malla de burbujas con tocado egipcio, tenían que trepar como arañitas y tirase por el tobogán tropecientas veces. Un verdadero jaleo visual y estilístico.
La imponente máquina pide a gritos un esfuerzo modernizador del resto de elementos de escena y por supuesto una verdadera dramaturgia heroica. ¿De qué sirve tanto giro de las columnas si resulta que al final nos salen los protagonistas por los laterales a cota cero? ¿cómo es posible que en el apocalipsis final el caballito de cartón entra en la pira a velocidad de tortuga mientras las estatutas de los dioses revientan como un triste petardo? ¿dónde está el derrumbe del Walhalla?
Me estaba imaginando qué haríamos con tan revolucionarias barras, que pueden bailar al unísono o incluso individualmente, en estos momentos clave: desde luego algo muy alejado de los gatillazos del señor Lepage, que, o no quiere explotar la maquinaria porque el asunto se le vuelve en contra, o se le acabaron las ideas.
Mentre em volia amagar sota la butaca de la vergonya que vaig passar en veure aquest final tan destrempant i ridícul d'una producció que prometia molt i que ha acabat sent un autèntic nyap pensava amb el que em diries tu, sempre tan primmirada amb els elements estètics i encara trobo que t'has mesurat molt i no em dius res de la Gutrune/De Cospedal que sé que et va agradar molt (parlo del modelet, of course)
ResponderEliminarés cert, la Cospy no es podia suportar: entre el encaje, el corset metálico y la capa multifranjas, no sé com podia donar una nota en condicions. M'he quedat curta, però tampoc es tracta d'avorrir al personal. Hi ha teca per una tesi doctoral, començant pels gestos tan ianquis del Morris.
EliminarI no se'ls van socarrimar les perruques després de tanta estona de tenir l'atenta lupa de Frau Kalamar a sobre? potser no feia prou sol... o vostè té massa bon cor (pel que diuen més amunt).
ResponderEliminarQuè va, Lo Rat, tota la indecència dels detalls es veien d'una hora lluny.
EliminarCom sempre m'he divertit molt amb la teva crònica. A pare meu -jo no vaig poder anar al cinema-aquesta escena final em fa pensar en una discoteca a peu de carretera.
ResponderEliminari a més celebrant la nit de Sant Joan.
EliminarTodo es mejorable. Apuntas muchas deficiencias que en el cine pasé por alto o perdoné, porque el invento conseguía efectos esplendidos pero tiene sus servidumbres. Me llama la atención que no comentes la tecnología visible en la base de las barras, que esa sí cantaba y supongo que podrían haberla evitado. Respecto a vestuario y peluquerñia, no sé si piensan mucho en que van a ser vistos en primeros planos.
ResponderEliminares verdad, JL, que se veían unos ganchos en las cabezas de viga, supongo que para colgar las cuerdas de las nornas. El vestuario tenía detallitos precisamente pensando en los primerísimos planos, pero de un mal gusto..
Eliminarleo esta columna y al parecer al señor calamar se le terminaron los signos para abrir la interrogació. ¡Abran los malditos signos!
ResponderEliminarNo se enfade usted, sr Anónimo, me he dejado algunos, ahora rectifico. En inglés y catalán sólo se usan los que cierran y una tiene sus inercias.
EliminarA ver si me dice qué le ha parecido el apunte.