viernes, 26 de agosto de 2011

hammer klavier

El malogrado de Thomas Bernhard se ha convertido en un rito de iniciación, en el que había entrado con precaución. Me he dejado llevar por el sonido de un suave martillo que se repetía y volvía, de frases sencillas, desnudas,  pulsadas por este inmenso escritor. Se me ha revelado con esta extraordinaria novela sobre el genio, la obsesión y la muerte.

Tres estudiantes brillantes, Glenn Gould, Franz Wertheimer y el narrador, se trasladan a Salzburg para seguir las clases de piano del gran Horowitz. Viven en la casa de un escultor nazi muerto, cuyas altas habitaciones alojan moles de mármol. A Franz le hacen retroceder, a Glenn le parecían monstruosos espectadores, ideales para estudiar piano, y al narrador, objetos acústicamente útiles. Se evidencian los carácteres de los tres chicos que comparten una fatídica amistad, que queda totalmente trastocada en el aula 33 del Mozarteum, en cuanto Glenn toca Bach. Franz, (el malogrado, le bautiza mortalmente Glenn) se vuelve obsesivo, se anula y provoca la devastación a su alrededor. El narrador, también abandona el piano y pasa página como puede. Pero le salva intentar escribir sobre Glenn a partir de la aniquilación de su amigo austríaco.


Glenn Gould escucha la grabación de las variaciones Goldberg, Getty Images

Dice Bernhard en boca de Glenn: la Naturaleza está en contra nuestra, en el fondo queremos ser un piano, totalmente un piano. Odio estar entre Bach y el Steinway, quiero despertar y ser Steinway y Glenn en uno, sólo para Bach.
Dice el narrador sobre el maestro: ni siquiera Horowitz hubiera sido aquel Horowitz si hubiera faltado Glenn. Había hecho de Horowitz su maestro, y no Horowitz de Glenn, en definitiva, el genio, pensé.

Sin Glenn, los dos amigos serían virtuosos del piano, mundialmente famosos, ricos y distinguidos señores austríacos. Tras el curso de Horowitz, tampoco habrían sido mediocres pedagogos del piano de niños víctima, para satisfacer los deseos pequeñoburgueses de sus padres. Quizá incluso hubieran superado al propio Horowitz.


Pero el genio estaba allí. Lo admiramos y lo odiamos. Implacable, con sus orejas de soplillo, un inglés extraño y una sillita de cocina. Canta, habla y machaca su trapecio. Incluso se permite el lujo de hacer una transcripción de los Maestros Cantores que nos divierte:



Encasillo a Gould en el piano de Bach, y ahora descubro que compuso estos maravillosos arreglos para piano de las obras de Wagner. Su última grabación fue la dirección del Idilio de Siegfried con la partitura original para música de cámara. Encontramos a Wagner al final de su vida.




Venía a hablar de la novela de Bernhard, pero encontrar de nuevo al imán Gould, tocando Wagner, ha escorado peligrosamente el apunte. Volveré con Bernhard de nuevo.

domingo, 21 de agosto de 2011

piedra papel tijera


Cuentan que las gemelas de 11 años, Florence y Alice Mc Lean, hijas del director de arte Impresionista de la casa Christie's ganaron la partida a la Sotheby's en un combate para quedarse con la colección de pinturas del magnate T Hashiyama. Tenian estrategia: todo el mundo sabe que hay que empezar con tijeras porque todos los demás escogen papel. Ganaron por predecir el movimiento del oponente y la Christie's subastó la colección del japonés valorada en 20 millones de dólares.


D Hirst. La imposibilidad física de la muerte de alguien vivo (1991).
Cristal, acero, silicona, tiburón y formaldehido.

Una de las anécdotas del libro de Don Thompson, El tiburón de 12 mill. $, mi primera lectura de ensayo de economía.  Intereses, subastas, garantías, comisiones, secretos y precios de locura se mueven en el mercado del arte moderno, donde unos cuantos artistas como Jeff Koons y Damien Hirst reconocen que sus nombres son marca, y sus obras provocan deseo e irracionalidad. Aunque sus esculturas y pinturas tienen su interés y están acabadas con perfecta calidad, me cuesta admitir que el artista estrella se haya metido de lleno en el negocio y el marqueting. ¿habrá que aceptar de una vez que el arte no es ajeno al mundo capitalista y es otro valor más de cotización?

J Koons. Balloon dog (1997)
 Hemos llegado a un punto en que los artistas se miden en rankings en función de dónde han expuesto y desgraciadamente los museos han entrado en el juego. Los coleccionistas y las salas de exposición públicas se necesitan mútuamente. Nos venden que el arte nunca está sobrevalorado y que no existe burbuja. E incluso me temo que la Historia del Arte se va a escribir en función de las pujas de subastas. ¿No peligran las obras de arte en manos de inversores? ¿pueden los museos hacer compras frente a los archimillonarios americanos, rusos , árabes y ahora chinos? Los fuertes se quedan con nuestra cultura y siempre ganan. Puño, palma, victoria.

Como bien dice el historiador: esto es branding, no arte,


miércoles, 17 de agosto de 2011

abonando


Ya tenemos el abono del Met que va a mejorar el sustrato musical de este invierno barcelonés. Consiste en 6 vitaminas muy nutritivas escogidas de entre las 11 posibles que ofrece la cadena Yelmo para esta temporada, presentadas con detalle en el apunte fernemlero. Nos habíamos quedado sin Wagner en el Liceo, por suerte, el MET programa ahora las dos óperas que le quedan del ciclo del Anillo.

Qué mejor que empezar el 5 de Noviembre con el heroico Siegfried y sus aventuras en la máquina de Lepage, que girará  y girará para hacer aparecer el bosque o la roca encendida de Brunilda. Seguiremos con Levine dirigiendo a los cantantes del curso pasado (Terfel y Voigt) y el rol protagonista lo canta Gary Lehman, Patricia Bardon hace de Erda y Alberich vuelve a ser aquel sensacional Eric Owens que vimos en Rheingold. Aquí Lepage se enrolla un poquito con sus ideas teatrales.Veremos cómo se las apañan para representar al dragón y al pajarillo..



Gary Lehman explica cómo ha pasado de barítono a tenor wagneriano. Espero que nos guste picando yunque y también se nos ponga la piel de gallina (a pesar del vestuario y el atrezzo).



Habrá que esperar hasta el 11 de febrero para ver la última jornada, la extraordinaria Götterdämmerung, con Wendy Bryn Harmer (Gutrune), Waltraud Meier (Waltraute), Hans-Peter König (Hagen) y Iain Paterson (Gunther). Una veterana Waltraud, de Waltraud, nunca decepciona,




Imagino que Lepage y los suyos habrán aprendido de las críticas que les brindaron el año anterior, sobretodo por la Walküre, y que le sacarán un buen partido a la maquinaria de barras, ya que podría dar mucho de sí.

Las otras óperas que hemos cogido son Fausto, Ernani, Manon y la sorpresa, La Isla Encantada. Seguiremos abonando.

martes, 2 de agosto de 2011

música oscura


© kalamardo

¿Quién iba a decirnos que la preciosa fachada principal del Auditorio de León, llena de ojos que miran hacia el Hostal de San Marcos, corresponde a un estrecho bloque exento que contiene cafetería y sala de exposiciones y no ilumina ni siquiera los accesos a la sala de música?

©kalamardo

Aquí tenemos la gran caja que encierra el verdadero auditorio por su parte posterior que da a un parque cuidado y rodeado de viviendas plurifamiliares. Los premiados Mansilla y Tuñón, que se llevan los mejores proyectos de la ciudad, auditorio y MUSAC, afirmaron que la fachada surgió de aprovechar un gráfico de su biblioteca de ideas, aunque yo no veo más que una reversión de los famosos huecos de la capilla de Ronchamp, de nuestro querido Le Corbusier:


Así pues volvemos a hablar de los mismos arquitectos y de vidrieras de iglesias en este segundo apunte de León. De nuevo tenemos efectos contrarios: huecos piramidales que amplian la luz en el interior de Ronchamp versus los ojos que se abren a la gran plaza de San Marcos.  

A las 20.30 del 28 de julio, el sol nos deslumbra en la puerta y luego entrábamos a escuchar el concierto de la JONDE, en una magnífica sala oscura con el escenario lleno de jóvenes músicos vestidos de negro. La retina se fue adaptando poco a poco al contraste y se alegró de ver los brillos de los metales.


foto de E. González Puras

Seguramente por su tamaño intermedio, la platea posterior, la madera de wengué, y muchos cantos redondeados hacen de este espacio una sala de acústica impecable: se oían muy bien todos los matices y timbres de un programa musical variado y valiente:

Director invitado: Patrick Davin
Solistas Instrumentales : José Luis Estellés, clarinete
Parte 1
Edouard Lalo (1823-1892): Obertura “Le roi d’Ys”, claramente influenciada por Wagner, la tocaron con gusto y delicadeza.
Eduardo Soutullo (1968): estreno absoluto "The other face of the wind". Concierto para clarinete y orquesta. A momentos me pareció brillante y a otros demasiado agresiva.

Parte 2
Hector Berlioz (1803-1869): Sinfonía Fantástica, Op.14 que cuenta la historia de un artista enamorado llena de pesadillas, bailes, demonios y muerte. Un ejemplo muy claro de música programática que no se explica en ninguna de las 12 páginas del programa de mano. Consta de cinco espléndidos y difíciles movimientos donde se alterna la alegría con el desasosiego más oscuro. La entrega de los músicos fue absoluta aunque se apreciaron algunos desajustes en violines y metales. Aquí el conocido quinto movimiento, gracias a Kubrick y Wendy Carlos, con la NHK Symphony Orchestra de Tokyo, dirige Pinchas Steinberg:




La dinámica propina de Bernstein, con la obertura de Candide, fue el colofón alegre a una noche de mucha energía en el entorno acogedor de la barriga sombría de un barco nocturno.





lunes, 1 de agosto de 2011

colors en vidre



Amb l’excusa de veure al xipiró contrabaix en acció, que tocava amb la JONDE per terres castellanes, hem fet la maleta, agafat l’Àlvia i passat uns dies molt agradables a la ciutat de León. Tot i ser petita, té molts tresors per visitar, amb l’avantatge de no fer cues: poca gent de fora, algunes famílies i uns pocs pelegrins esgotats.


 


Es podria parlar molt dels edificis civils renaixentistes, però la gran joia de la Catedral gòtica i afrancesada, un espectacle de proporcions i llums, mereix una especial atenció. Vam pujar per unes vertiginoses bastides fins al nivell del trifori per contemplar per dins i fora, més a prop, els preciosos vitralls. Enormes vanos de vidre de colors, que sumen 1900m2, estan sent restaurats molt lentament i preparats per possibles impactes, moviments de terra i oxidació dels pigments.



A l’època medieval, els vidres es tintaven amb la fosa de manera que el vidre fred era bast i portava incorporat el color. Durant els segles següents es fabricava més prim i es pintaven amb una capa exterior que es quartejava i destenyia. Per tant han aguantat millor els més antics. Ara, després de la restauració, se’ls protegeix amb una càmara d’aire, un vidre exterior i una reixeta d’acer fosc, que les fa molt opaques per fora. Per dins, malgrat els afegits, segueixen lluint els contorns de les figures i els colors més càlids de la façana assolellada i freds de la Nord.


Aquesta no és la idea de col·locar els tons cromàtics de l’equip Tuñón-Mansilla a l’hora d’aixecar les façanes de l’altre espectacle visual que és el vibrant MUSAC (2005). Els arquitectes van decidir barrejar els freds i els càlids, només als vanos de la polièdrica plaça d’accés al museu. Es deixa un vidre translúcid per la resta de cares de l’edifici i les torres-claraboies.




Sembla que els colors venen de pixel·lar el Falconer, un dels vitralls de la Seu. Un engany, perquè el color no traspassa a l’interior, ja que el vidre és una capa exterior als murs de formigó que tanquen les sales d’exposició, necessàriament neutres per mostres d’art contemporani. Passa el contrari de la catedral, l’opacitat és a dins.



Curiosament, al claustre de la catedral, trobem un transparent pavelló educatiu, fet com de vidres sobrants del Musac. Una altra mostra de la moda dels colorins a l'arquitectura, que té sentit en una construcció temporal, però que s'allunya de l'honestedat, de la bellesa de l'espai i la llum que han de mostar els edificis.