Tan altas como la luna

*MY, autor de la torre Picasso-Madrid

Y tan bellas y tan elegantes. Su papá, Minoru Yamasaki*, las engendró a principios de los 60 con el propósito de hacerlas muy esbeltas y desafiantes. Lo más brillante es que iban a ser dos, la torre Norte y la torre Sur, dispuestas casi besándose por la esquina y bien paralelas. Se imponían sobre las demás y marcaban la nueva silueta de la ciudad. Cuadradas, finas, nerviadas, a tocar del agua, ¿cómo no iban a convertirse en el símbolo?

Subieron la última viga de tubo cuadrado para rematar la cubierta y coronar con la bandera en el 71. Las bautizaron en plena crisis del 73. Vivieron muchas sorpresas y llevaron una digna madurez. Las llegué a saludar de lejos, cuando eran muy jóvenes, desde la azotea de su viejo competidor, el Empire State. Algunos como P. Petit jugaban a trapecistas con ellas, otros se atrevían a cortar sus sombras proyectadas.

Tuvieron también sus malas imitadoras: no olvidemos que la pareja de nuestro port olímpic ideada por Bohigas and Co. cambiaron totalmente el skyline de Bcn (aunque pronto entraron en acción pirulos de colorines y otros rascanubes) o las famosas Petronas de Kuala Lumpur, más altas todavía.

  No más sobre su destrucción. Sólo un pequeño homenaje al fiel cuidador de sus caras, que cada día montaba la góndola para hacerlas más brillantes. El sr Camaj también murió cuando ellas se derrumbaron.

Todas las fotos de las Gemelas salen del magnífico reportaje del NYTimes, así como los videos del futuro World Trade Center, que constará de unos acertados huecos de su memoria, un parque y cuatro torres inconexas de muy divos arquitectos, más un acceso ferroviario, espinado, tan característico y pretencioso de nuestro Calatrava. Creo que se hará más evidente su ausencia con el desafortunado proyecto arquitectónico: