Fue en el concierto de la OBC, que inauguraba temporada con el patriótico Alexander Nevski de Prokofiev. Por la tarde había estado releyendo los capítulos más lúcidos de la desigual Resurrección de Tolstoi. El príncipe Nejliudov comprende con claridad la inmoralidad de su vida, la de los ricos y los funcionarios:
Repasó mentalmente a las personas que sufrían las consecuencias de la actividad que desplegaban las instituciones que administraban justicia, apoyaban la fe, y educaban al pueblo: la campesina castigada por vender vino sin permiso, el vagabundo, la infeliz Lida a quien habían detenido porque tenía la información necesaria, a los sectarios, que habían quebrantado la religión ortodoxa y a Gurkevich porque deseaba la Constitución... los deportaban porque impedían a los funcionarios y ricos gobernar la riqueza que arrebataban al pueblo. (pág 441)
Ahora seguiré al señorito rico y redimido en su viaje a otro campo de la muerte, Siberia, tras la Maslova, la prostituta deportada que un día fuera su amante. Este libro lo escribe Tolstoi en plena crisis personal, que le lleva a renegar de la religión y se retira al campo a vivir como un campesino. Sólo me quedan 200 páginas.
Otra tragedia rusa (para que luego digan que los griegos somos muy pathos) se desarrolla en el K19, el primer submarino nuclear soviético, botado en 1959. Me senté muy dispuesta ante la tele porque iba a ver una película de submarinos, género que me pirra. Una entretenida k19 the widowmaker, el Enviudador (aunque el verdadero apodo fue Hiroshima), narra el accidente del reactor de proa, por culpa de fisuras en los tubos de refrigerante. Unos cuantos marineros salvan la situación soldando a temperatura y radiaciones extremas, pero morirán a los pocos días de llegar a tierra. Harrison Ford y Liam Neeson, actores a los que me rindo desde hace una eternidad, son unos oficiales carismáticos que sortean las constantes dificultades con aplomo, y el resto de la tripulación, cargado de chicos rusos, hacen verdaderos papelones. Parece ser que en su estreno en el 2002, los veteranos del k19, quedaron más que satisfechos. Y es que hacía mucho que la guerra fría se había enfriado..
La banda sonora, bastante occidental eso sí, no está nada mal, la compone Klaus Badelt y la interpreta la orquesta Kirov con Valery Gergiev.
La potència de la Podles elimina comentaris posteriors. Després d'ella, queda poca cosa a dir.
ResponderEliminarVí hace no mucho la película en la tele, y me gusto mucho, incluido el emotivo epílogo final. Parece que no recomiendas Resurrección; Guerra y Paz es una obra maestra, excluidos los epílogos. Y lo que hace Podles con ese espeluznante epílogo a cualquier guerra, es la monda.
ResponderEliminarEl dissabte va estar gloriosa, Allau. Va valer la pena anar al concert només pels intensos 6 minuts que ens va donar.
ResponderEliminarJL, me alegro de que te gustara, es muy comercial la peli, pero está muy bien resuelta. Me da corte reconocer que Guerra y Paz todavía está en la pila, aunque con la Karenina, Kreutzer y otros relatos, qué subidón! La próxima no te dejes escapar la Podles..
ResponderEliminarPues yo voy a ver a finales de Noviembre la infrecuente "The Enchantress", "The Sorceress" o lo que es lo mismo "Charodeika" de Tchaikovsky, en la Vlaamse Opera de Amberes.
ResponderEliminarPara muestra, un yutub.
http://www.youtube.com/watch?v=l1IPPqkajcs
Bienvenid@, Enecabe. Muy bonito el fragmento, que vaya bien la representación.
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