espejito espejito

Y volvemos con los reflejos, esta vez con la arquitectura de Mies van der Rohe, no porque sus edificios sean simétricos, que no lo son, sino por la búsqueda de la simetria en el detalle constructivo de los mármoles o en el reflejo de los muros en los estanques de su maravilloso pabellón de Barcelona.

El pabellón que representaba a la Alemania moderna de 1929 no necesitaba mostrar más que la nueva arquitectura de planta libre, bien construida con la propia belleza de los materiales y el nuevo lenguaje del diseño industrial de la Bauhaus. Muchos barceloneses no conocen el gran hito de la arquitectura moderna, el edificio más visitado por arquitectos de todo el mundo, que tenemos delante del Caixafòrum. No es el pabellón original pero la reconstrucción de 1986 es fiel a los planos y tiene mejores acabados. (arqtos. F Ramos y I. de Solà-Morales, autor de la rec. del Liceu)

En el arte contemporáneo dificilmente se trabaja la simetría. Rothko, en su última etapa se convierte en un pintor de nubes rectangulares de contornos difusos por difíciles veladuras de color, creando sus famosos cuadros simétricos y brillantes. Con un horizonte central que separa los campos de color para una visión similar a la del que medita, pero que no relaja por la violencia del color.

No obstante es muy habitual recurrir al efecto espejo en el diseño de logos. Se consigue así una imagen sencilla, ordenada, de muy fácil recuerdo. Como éstos de creación reciente, tan directos y frontales.

Tan frontal como esta bota de la fotografia publicitaria, que casi nos da una patada en la cara, con los cordones que trazan la marca, en una imagen global de serenidad azul, limpia y clara.

Seguimos con ejercicios gráficos de la mano de Titus, quien me recomendó que mirara unos ambigramas, palabras con tipografias con arabescos y gracias, para jugar al espejo invertido. Buscando por la red me he encontrado muchos ambigramas para tatuar: suelen muy recargados, con un exceso de gracias góticas. Éstos me gustan bastante por su sencillez.

Y volviendo al espejito de la malvada reina y Blancanieves, me he tomado la libertad de insertar la canción más cachonda de la primera película larga de Disney que tiene una contradicción: por un lado, los enanitos son ilustrados con un criterio caricaturesco y elástico y en cambio, Blancanieves es tan humana que parece calcada de una larga serie de fotografías. Les dejamos cantar y bailar su alegre canción tirolesa:

Ah, me dejaba los palíndromos plásticos recién sacados del horno, algunos bastante chamuscados, pero es que tenía que hacer por lo menos 4 más para rivalizar con el muy rentable ranking de JL.

A, lo mirall a la llar, mola!

Ana, pop-art trapo pana

de arte rojo, ojo retraed

no entra luz azul, arte neón.

Fin, snif!