Vivió de cerca el desarrollo de la Ringstrasse, la nueva avenida de todos los estilos historicistas. Sus primeras obras encarnaban el distinguido nuevo Renacimiento vienés. En la mansión familiar de Hüttelbergstrasse, de planta Palladiana, Wagner situó en la fachada principal dos inscripciones que serán su credo: la necesidad es la única señora del arte y no es posible la vida sin arte ni amor.
En 1896 el estilo de Wagner se transforma para las exigencias de la nueva época e ingresó en el movimiento de la Sezession. Es el momento en que Wagner es nombrado arquitecto planificador de las obras del metropolitano y del canal del Danubio. Algunas obras se mantienen como las paradas Karlsplatz, Schönbrunn y la presa de Kaiserbad:
Es en la Iglesia de Steinhof donde Wagner materializa sus ideas de forma brillante. Construida en sólo dos años, tiene una planta de cruz griega y una enorme cúpula de placas de cobre, cuyo interior es rebajado por una segunda cúpula suave y forrada de baldosas cuyas juntas se aprovechan como adornos dorados:
Siempre me ha parecido el modernismo centroeuropeo mucho más elegante y contenido. Los motivos en los adornos son algo rígidos pero aguantan mejor el paso del tiempo. Dedicaré otro capítulo a este arquitecto y sus edificios públicos de Viena. Pero antes no me voy sin dejar como remate esta moderna bañera de vidrio (1899) transparente y sugerente, de su propio apartamento:
Siempre me ha parecido el modernismo centroeuropeo mucho más elegante y contenido
ResponderEliminarVols dir comparat amb el nostre?
De fet ells sempre són més continguts, però l'elegància...no sé
l'Otto, amb aquest cognom no ho podia fer malament de cap manera, m'encanta i aquesta banyera tan suggeridora és molt cool.
Pues yo no soy muy moderno, y esa bañera me recuerda los envases de Tulipán, y no. De lo otro, seguramente también escandalizaré, porque prefiero las lineas rectas de esa casa familiar y de la parada Schönbrunn. Lo del libro, muy típico,lo único que se gana en esos casos es perder de vista a tamaños pájaros.
ResponderEliminarJoaquim,
ResponderEliminarEl nostre modernisme és exagerat i amb punts d'autèntica genialitat, però hi ha obres que les trobo pastisseres. Els francesos i els belgues tampoc és queden curts. El que m'agrada molt d'OttoW és que segueix amb la lògica constructiva sense forçar els materials. M'has donat peu per preparar una entrada que es digui "el meu Gaudí".
José Luís,
No me digas que la bañera, tan moderna al final de XIX, no tiene gracia..quizá la ves como un dispositivo hospitalario?
Te gustarán su mobiliario y los edificios que vendrán otro día. Seguro!
I agree en todo. El modernismo vienés es el más sobrio y elegante, con diferencia, con la combinación exacta de rectas y curvas para que no resulte nunca cursilito.
ResponderEliminar(Me he enamorado de esa bañera)
Me queda una segunda parte que está en el baúl de los recuerdos. Ya verás qué maravillas, las de Otto.
EliminarLa banyera, la banyera... amago els envasos semblants de precuinats i em quedo amb la banyera a més de l'obra coherent i lògica de l'Otto. Visca la Secezion però no cal tampoc carregar-se el modernisme català.
ResponderEliminarNo ens el carreguem tant. Hi ha obres del Gaudí i Jujol que són genialitats..poques per mí.
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