Don Álvaro o La fuerza del sino (e. 1862) es el drama de Ángel de Saavedra que se desarrolla entre escenas trágicas, cómicas y populares por los autores del libreto, Piave y Ghislanzoni, y que musicará tan eficientemente Verdi (descontando el largo final del tercer acto, con rataplán incluido). Es una ópera de madurez con momentos muy bellos y otros oscuros que precisa, nada más y nada menos, de seis cantantes de primera.
Verdi se lo pone difícil al director: maestro Palumbo consiguió ayer sacar, de una mejorada orquesta, mucha expresividad, ligereza y lirismo en este complicado collage de emociones. Merece especial atención el gran trabajo del clarinete solista ( me pareció Fuster (?), de la OBC) en los pasajes que acompaña a Don Álvaro. Más difícil hoy es encontrar grandes voces verdianas. Contábamos con una Leonora de V Urmana algo chillona, un destacable Álvaro con el suplente Alfred Kim, (librándonos del sr Giordani, buen sino!) que apasiona en sus forte agudos, y grandísimo Tézier- Don Carlo de voz bella y noble, haciendo creíble su absurdo personaje. Los secundarios masculinos correctos, los femeninos no tanto. Y el coro de hombres, que en esta casa no defrauda, triunfó sobre todo en las escenas religiosas.
La dramaturgia hace una salto temporal de un siglo que no molesta, aunque no se entienda qué hacen soldados españoles luchando en la Italia de 1850. Se intenta ligar las escenas que alternan drama y comicidad con pocos elementos funcionales (mesas, bancos, cortinillas) nada destacables visualmente. Ni siquiera el Cristo XXL, de espalda, consigue el golpe de efecto esperado.
El suelo plano, muy crujiente ayer, se va curvando hacia el cielo al paso de las escenas, sufre el continuo cruce de soldados y monjes en una sola dirección, ambos, recursos muy manidos. Faltaban sorpresas, subrayar el color de la sangre que se mimetiza en el piso, evitar tópicas fiestas andaluzas. No hubiera estado mal un poco de riesgo: la trama es suficientemente truculenta para ello. Se representaba el pasado católico oscuro y la pobreza de España. Está bien la idea de austeridad zurbariana en los cuadros. Pero la cosa se pone tan ridícula en la cueva, una sucia tela que está por los suelos en la que se esconde la ermitaña, que una llega a pensar que es una ironía de los hachazos del gobierno a la cultura.
El Liceu presentaba una sala casi llena, hubo ovaciones y una sensación de haber pasado una muy aceptable noche lírica. La primera ópera de la temporada pintaba mal: muchas críticas negativas en los foros amigos. Puede que a copia de ensayos y una indisposición del signore con buen suplente, hiciera el milagro. Con los terribles recortes para el 2013, año de mal fario, más vale que recemos para que se salve la temporada. Coraggio, Liceu.
*Las obras expuestas son de Zurbarán: parecen las fuentes visuales del escenógrafo Alain Chambon.
Actualización 16 oct : Programa de mano de TVE
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La cadira amb seient vermell que figura a tots els actes (crec) és una de les crítiques més eficients al govern actual. I, si algú no ho entén, ho tornarem a fer al següent Verdi. O Puccini.
ResponderEliminarO Wagner.
desfilagarsada i apolillada, això sí.
Eliminar¡¡¡Pero qué suerte has tenido con lo de Giordani!!! De verdad que estaba de tomatazo. Esperemos que siga "enfermo" o lo que sea el sábado, que es cuando me toca.
ResponderEliminarLo que daría por poder escuchar esos duos barítono-tenor medianamente bien cantados...
lo hicieron muy dignamente, aunque Tezier lo superaba. A ver si el destino te ayuda.
EliminarSi en mi turno hubieran cantado medianamente él y ella, hubiera salido bastante contento. No me disgustó el escenario. Y tienes razón con lo del clarinete, que me había olvidado de lo bien que hizo su solo.
ResponderEliminarA mi me gusta mucho la Forza (a pesar de la historia de los Calatrava y proclamas guerreras), y como los papeles masculinos principales estuvieron muy resueltos, salí más que contenta. Ya sabes que le tengo manía a Giordani por culpa de aquel fallido Pinkerton del Met.
EliminarSort que deus haver vist el Giordani-Germont!. Ahir vaig estar veient el segon repartiment. Els homes regular destacant Carlo Colombara, ellas dignes i l'orquestra molt protagònica però excel·lent, de luxe.
ResponderEliminarEn els meus temps era Don Álvaro o La fuerza del sino del Duque de Ribas. S'assembla molt al títol que has dit tu.
Salutacions!
Perdona, he volgut dir "Sort que NO deus haver vist..."
ResponderEliminarJa veig, Glòria, que tan curiosa història us la feien llegir. El títol del llibre és com tú dius, tens raó.
EliminarHas llegit la crítica del Cester del repartiment que vas veure? el tinc enllaçat a la dreta, al Cronista Errant.
un petó.
Sembla que hagis vist una òpera diferent que la que han vist en els "foros amigos". Me n'alegro per tu.
ResponderEliminarContinues somiant amb Piranesi o ara ho fas amb el Sant Crist? :)
Què va! Insomni!
EliminarEls que no som entesos ens conformem més fàcilment. Al descans hi havia gent que opinava diferent. En canvi tots els veïns de butaca estàvem prou satisfets.
Bona crònica la teva. Una gala al Liceu no deixa mai indiferent. Espero llegir-ne més per aqui. Salut. Borgo.
ResponderEliminarGràcies, Miquel. Espero jo també tenir temps de fer apunts d'òpera, que unes quantes en veuré, fins i tot al cine.
EliminarSalutacions!
Clatellot a l'amic Matabosch.
ResponderEliminarNo sempre tot poden ser defenses a una tasca tan arriscada