Cuentan que las gemelas de 11 años, Florence y Alice Mc Lean, hijas del director de arte Impresionista de la casa Christie's ganaron la partida a la Sotheby's en un combate para quedarse con la colección de pinturas del magnate T Hashiyama. Tenian estrategia: todo el mundo sabe que hay que empezar con tijeras porque todos los demás escogen papel. Ganaron por predecir el movimiento del oponente y la Christie's subastó la colección del japonés valorada en 20 millones de dólares.
D Hirst. La imposibilidad física de la muerte de alguien vivo (1991). Cristal, acero, silicona, tiburón y formaldehido. |
Una de las anécdotas del libro de Don Thompson, El tiburón de 12 mill. $, mi primera lectura de ensayo de economía. Intereses, subastas, garantías, comisiones, secretos y precios de locura se mueven en el mercado del arte moderno, donde unos cuantos artistas como Jeff Koons y Damien Hirst reconocen que sus nombres son marca, y sus obras provocan deseo e irracionalidad. Aunque sus esculturas y pinturas tienen su interés y están acabadas con perfecta calidad, me cuesta admitir que el artista estrella se haya metido de lleno en el negocio y el marqueting. ¿habrá que aceptar de una vez que el arte no es ajeno al mundo capitalista y es otro valor más de cotización?
J Koons. Balloon dog (1997) |
Como bien dice el historiador: esto es branding, no arte,
Tot plegat es una barreja de economia i telecomunicacions. Un desequilibri entre oferta i demanda creat per uns canals de comunicacio distorsionaten benefici dels que tenen la visio de la jugada mes clara i mes pragmatica. La historia ho posara tot al seu lloc, pero massa tard.... :-)
ResponderEliminarhola, Ricard! què bé que tornis. Jo no sé si és molt pragmàtic gastar-se 12.000.000 $ per un tauró que es veu que es descomposa amb el temps. Tambe diuen que el col.leccionista n'ha comprat la idea. Però si Hirst ha fet altres taurons! Hirst i el seu marxant, unos linces.
ResponderEliminarEstupendo apunte, tu también vendes bien tus ideas... :-)
ResponderEliminarTodo esto me preocuparía si fuera un artista, pero como espectador, poco me importa que se pague por marca; allá ellos y sus negocios. Supongo que más o menos, siempre ha pasado lo mismo. A Bach tampoco le hacían demasiado caso en vida.
JL, seguramente los artistas se han de autopromocionar un poco. Por lo visto, Picasso, retrataba a sus patrocinadores y regalaba cuadros a los críticos que le elogiaban. Otros, en cambio, como Bacon tenían tendencia a destruir mucha obra propia. Cuestión de autoestima?
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