RAM

Estoy leyendo las memorias de Sting. Se puso a escribirlas cuando cumplió los 50 y después de una experiencia con la ayahuasca en Brasil. Lo hace de una manera ordenada, detallada, sin juicios. Con la misma gracia que cuando pone la letra a sus canciones. Va construyendo un mueble sólido con compartimentos llenos de objetos de todo tipo, delicadamente colocados.

Mi memoria, en cambio, es amorfa e inestable. Los recuerdos aparecen por extrañas conexiones y muchas veces aleatoriamente. Me parece un trabajo de titanes componer unas memorias, así que por aquí iré echando algún paquetito del desván oscuro. Como tenemos tendencia a citar los recuerdos en los blogs, os animo a hacer asociaciones y a reirnos de aquello que dimos tanta importancia. Como hace Allau en sus me'n recordo. Puede que se me cuele un sueño del Rem en vez de un fragmento de la Ram, a veces los confundo.

A raiz de la divertida ópera de Rossini, Le conde Ory, que vimos el pasado 9 de abril desde el Met, me acordé de la monja con cofia muy volada que me traía un estofado marrón oscuro a mi cama de hospital mientras yo llevaba clavados en la cabeza unos cables de colorines que no me dejaban moverme mucho. Me curaban una meningitis. En casa dicen que no me puedo acordar, que sólo tenía 2 añitos. Pero esa cofia y esos colores no se olvidan! Creo empezaba a labrar mi plástica.

Llega la primera asociación gracias a Allau y al descerebrado Makoki con su casquete de cables.

La 2ª, de la mano de JL, con la imagen de la Naranja Mecánica de cómo he ver el fútbol artístico del Barça.

 PS Quiero leer las memorias de Semprún y Alberti. Puede que sea la edad, pero este género me atrae ahora por primera vez. Miento, yo también leí las de Zweig hace dos veranos, como JL. Me gustaron por su escritura y su estrecha relación con la Historia y la Viena de principio de siglo.